domingo, 10 de febrero de 2008

Columna de opinión "Subámonos al balcón"


Por Maria Angélica Contreras C
Guía y admiradora de la flora del desierto

Gente de todo el mundo pagó millones y viajó a Atacama el año 97 para ver el Desierto Florido. Mi familia y yo lo hicimos desde Parral (7º Región ) .Mas allá de las fotos increíbles que guardo me basta cerrar los ojos para revivir la imagen de tantas flores, la mayoría, desconocidas para mí.. Y es que se podrán escribir miles de palabras o tomar miles de fotos de este fenómeno, pero nada como estar ahí, sentirlo, olerlo, verlo. He vivido en lugares tremendamente fértiles, pero conocer el desierto y luego verlo florido, es como estar en otra dimensión. Estoy segura que esta sensación de irrealidad no era solo mía. Se podía leer en las caras y en los silencios de los otros visitantes,
Sin desmerecer el justo orgullo atacameño por las alfombras del Desierto Florido, hoy quiero poner el acento en otra vegetación, muchísimo mas modesta, muchísimo mas silenciosa pero no menos importante.
La parte territorial del AMCP-MU Isla Grande de Atacama nos regala cada día el espectáculo de una flora permanente que es un desafío a las condiciones de sequedad que definen al desierto. Las neblinas matinales y los incontables recursos de adaptación de las propias plantas hacen que un paseo por el área nos sorprenda aún en los años mas secos. Ahí están esperando por nosotros las hierbas del salitre, los cuernos de cabra, los suspiros, los cactus colita de oveja, las copiapoas, etc.
Cada una haciendo gala de sus recursos: hojas pequeñas para no deshidratarse; redes de tallos, pelos y cera para atrapar la neblina; raíces profundas, aferradas al suelo atacameño, sosteniendo la vida en espera de tiempos mejores en que se volverán locas produciendo miles de flores y semillas. Esperarán la bonanza por años si es necesario, con la misma paciencia que a aprendido el nortino para sobrevivir a los tiempos difíciles. Mientras tanto podemos verlas, conocerlas, familiarizarnos con ellas. Para aprender a quererlas. Para aprender a cuidarlas.
La invitación de hoy es a recorrer la zona y mirar con otros ojos lo que pueden haber visto toda su vida. Este verano convirtamos las mañanas nubladas en una magnífica oportunidad de que los niños vean la cara verde del área, invitemos a los jóvenes a recorrer los senderos del Morro, la aguada de Chorrillos, el humedal del río Copiapó.

A los adultos mientras paseamos enseñemos con el ejemplo caminado por los senderos sin romper, sin ensuciar. Volvamos cada vez que podamos, en distintas épocas del año para apreciar los tiempos de la naturaleza. Una vez encontraremos brotes, otra vez, semillas.

Los invito a subirse a un balcón imaginario y tener una perspectiva distinta del verde que siempre está ahí para valorar el esfuerzo diario de cada una de estas plantas que más allá de producir flores mas o menos hermosas nos muestran los ciclos prolijos y delicados con que la naturaleza teje la red de la vida.

No hay comentarios: